miércoles, 7 de diciembre de 2011

Pedagogia y / con Psicologia

 Por 
María José Garabito Ramos

[ Andrea Nelson, RN, & Kathleen R. Tusaie, (2011). Developmentally Sensitive Cognitive Behavioral Therapy: Guides From Pedagogy. Archivos de Enfermería Psiquiátrica, 25(6), 485-487.]


En este interesante documento, se trata acerca del problema de la necesidad de adaptar la TCC cuando se utiliza con niños pequeños y adolescentes.


Esta necesidad está justificada por las limitaciones que presentan  estos grupos a la hora de darse cuenta de sus pensamientos, de expresar sus emociones, de comprender su problema, de entender el propio modelo de trabajo de la TCC, etc.

Para ello se recurre a la Pedagogía y a las estrategias pedagógicas que Tharp y Entz (2003) han señalado como necesarias para la enseñanza del pensamiento complejo a niños y adolescentes, que identifican 5 principios:

- Estudiantes y profesores participan juntos hacia una meta común.
- El significado es contextualizado.
- Se tiene en cuenta y adapta el  lenguaje utilizado al nivel del lenguaje
  y de los conocimientos del niño.
- Se utiliza la motivación por medio de la introducción  de nuevas experiencias.
- Se utiliza la conversación instructiva (aprender a través del diálogo).

Estos cinco principios son adaptados a la TCC (Terapia Cognitivo Conductual) y se van ejemplificando a lo largo del artículo en su aplicación práctica.

Todo lo que señala Entz y Tharp, no hace sino mejorar este proceso de comunicación mejorando la capacidad de comprensión y de motivación hacia el cambio (  = aprendizaje ) :

o        Al  adaptar el mensaje al nivel de desarrollo (madurativo, experiencial, de lenguaje, intelectual, etc.).
o        Al utilizar experiencias nuevas e interesantes.
o        Al contextualizar el contenido de los mensajes de forma que se asocian a las experiencias, conocimientos, etc. de cada sujeto.
o        Al utilizar el diálogo como forma promotora de conocimiento y de cambio.

Se proponen por tanto estrategias como el uso de metáforas (me ha encantado “palabras del estómago” para referirse a aquellas palabras que describen la ansiedad sentida a nivel fisiológico), recurrir a programas infantiles favoritos, cuentos, etc., utilizar la imaginación guiada y el dibujo o todo lo gráfico, y todo ello  relacionado con contenido familiar para el niño o adolescente (programas de televisión, juegos de ordenador, etc.).

Además de que el juego en sí mismo es la forma de aprender básica de los niños muy pequeños.

Creo que todo ello redunda en la mejora de la comunicación entre el niño o adolescente y  el terapeuta y la familia. Entendiendo por comunicación este proceso en el cual se envía y recibe un mensaje de la mejor forma posible (con comprensión, integración y generación de cambios). Este es por tanto el pilar de la terapia, sea cual sea el modelo que se utilice. Y exige la repetición, algo que también proviene del campo de la Pedagogía: la repetición, la práctica y el feedback (como por ejemplo, que el niño haga de terapeuta y explique los conceptos de la terapia, o las conductas de afrontamiento).

También se recalca la importancia de utilizar ejemplos  y modelos no sólo en terapia sino fuera de ella para lo cual es importante la participación de la familia como coterapeutas.

La inclusión de la familia en la terapia es importante no sólo para demostrarse como modelos adecuados, sino para hacer el seguimiento de tareas intersesión y para participar en las propias sesiones en los diálogos instructivos. Esta apreciación me parece fundamental no solo por lo que se plantea sino por el propio aprendizaje familiar que es fundamental para el funcionamiento de todo el sistema (familiar) y por tanto de cada sujeto (también del niño o adolescente).
  
“Nada nuevo bajo el Sol" (Eclesiastés).

Parece lógico que los principios pedagógicos sean de aplicación directa a la terapia psicológica si ésta es entendida como un proceso de comunicación entre dos personas (paciente-terapeuta) en el cual se persigue siempre un cambio y por lo tanto un aprendizaje.

Este artículo nos recuerda que tanto la Pedagogía como la Psicología hunden sus raíces en los mismos orígenes: el desarrollo de la Filosofía.

Y que tanto psicólogos como pedagogos trabajamos con el mismo sujeto que aprende (cuando lo hacemos bien).
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Información facilitada por María José Garabito Ramos

desde SALMENT-REDRed Académica y Científica RedIRIS
                 

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